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Roma y Florencia 🇮🇹 en 5 días

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✈️ Día 1: Llegada nocturna y primeras impresiones de Roma

Salimos a las 18:50h. de nuestro lugar de origen, llegando de noche a la ciudad eterna.

Tras realizar el Check-in e instalados en nuestro hotel, situado a tan solo 2 minutos andando de la Fontana di Trevi, aprovechamos para organizar la ruta del día siguiente y ubicar en el mapa los puntos más importantes y que tenemos planificados según nuestro itinerario.

🌃 Primera visita – Fontana di Trevi (de noche)
Aunque era tarde, decidimos salir a cenar algo ligero y nos acercamos a la Fontana di Trevi, que ya sabíamos que teníamos muy cerca. Eran las 00:30 de la noche, y aun así, ¡estaba repleta de turistas! Aun con gente, verla de noche, iluminada y con el sonido del agua, fue una experiencia única y mágica. Una primera toma de contacto con Roma que nos dejó con la miel en los labios, pero a donde volveríamos en tan solo unas horas.

Día 2: ⛲ Fontana di Trevi al amanecer y paseo por la historia de Roma

Madrugamos con ilusión y a las 7:30 de la mañana ya estábamos de vuelta en uno de los lugares más icónicos de Roma: la Fontana di Trevi, a tan solo 2 minutos caminando de nuestro hotel. Disfrutamos del lugar casi en soledad, iluminado por la suave luz de la mañana, ideal para fotografiar sin agobios ni multitudes.

La Fontana di Trevi es una majestuosa fuente barroca, terminada en 1762, famosa por su diseño monumental y la tradición de lanzar una moneda para asegurar el regreso a Roma. La escultura principal representa a Neptuno, dios del mar, flanqueado por tritones y caballos marinos que emergen entre cascadas de agua. Una auténtica obra de arte que refleja el poder del agua en la historia romana.

Después de disfrutar del lugar y hacer unas cuantas fotos, regresamos al hotel para desayunar con calma. Había merecido la pena priorizar esta visita al amanecer antes de que se llenara de turistas.

🏛 El Coliseo y el Foro Romano: viaje al corazón del Imperio

Tras coger energía con un desayuno completo, abrimos Google Maps y marcamos nuestro primer destino del día: el Coliseo, punto de inicio de nuestra actividad con guía reservada en GetYourGuide.

De camino, nos topamos con una columna altísima, y para nuestra sorpresa estábamos frente a la Columna de Trajano. ¡Esto es Roma! Caminas y tropiezas con siglos de historia. Esta columna, de 30 metros de altura, fue erigida en el año 113 d.C. para conmemorar las victorias del emperador Trajano en las guerras dácias, y está decorada con un relieve en espiral que narra la historia de esas campañas militares.

Ya en el punto de encuentro, localizamos al guía y comenzamos el recorrido. Entramos al Foro Romano, el antiguo centro político, comercial y religioso de Roma. Caminamos entre ruinas de templos, basílicas y arcos triunfales que nos trasladaban al corazón de la antigua Roma. Escuchar la historia in situ, mientras contemplas el Templo de Saturno, el Arco de Tito o el Rostrum, donde se daban discursos públicos, es una experiencia única que permite comprender la grandeza de aquella civilización.

🏞 El Palatino: cuna de Roma

Tras visitar el foro, subimos al Monte Palatino, una de las siete colinas de Roma y lugar legendario donde se dice que Rómulo fundó la ciudad. Desde sus alturas, disfrutamos de unas vistas impresionantes del foro y del Circo Máximo. Las ruinas de los antiguos palacios imperiales aún se conservan entre jardines y senderos, y el lugar transmite una paz especial pese a su historia milenaria.

🏟 Coliseo: emoción sobre la arena

Llega uno de los momentos más esperados del viaje: la entrada al Coliseo, una de las maravillas del mundo antiguo. Gracias a nuestra reserva, accedemos también a la arena, lo que permite vivir la experiencia desde el punto de vista de los antiguos gladiadores.

El Coliseo, con capacidad para más de 50.000 espectadores, fue escenario de luchas de gladiadores, ejecuciones y espectáculos públicos. Caminar por su interior, contemplar las gradas, los pasillos y los restos de su estructura te hace sentir pequeño y emocionado. No es solo una ruina: es un testimonio vivo de la historia de Roma. Estar allí, pisar la arena, imaginar el rugido del público… es un viaje al pasado que emociona y sobrecoge.

🍕 Tarde en Trastevere: sabor y encanto

Tras esta intensa mañana, decidimos dirigirnos al barrio de Trastevere, uno de los más pintorescos y auténticos de Roma. Con sus callejuelas empedradas, fachadas coloridas y ambiente bohemio, Trastevere es perfecto para perderse sin rumbo.

Almorzamos en Tonarello, un restaurante muy recomendado por sus reseñas, donde degustamos pizza y pasta auténtica. La comida deliciosa y el ambiente familiar nos encantaron.

Después de comer, visitamos la Basílica de Santa Maria in Trastevere, uno de los templos más antiguos de Roma, con unos mosaicos impresionantes y una atmósfera de recogimiento muy especial.

🤲 La Boca de la Verdad y Circo Máximo al atardecer

Reponiendo energías con un helado italiano, nos dirigimos a la famosa Boca de la Verdad, una máscara de mármol ubicada en el pórtico de la iglesia de Santa María in Cosmedin. Según la leyenda, si dices una mentira mientras introduces la mano, la boca se cerrará. Una tradición divertida que no podía faltar.

Aprovechamos que llegamos justo antes de que cerraran el lugar para sacarnos la clásica foto. Luego, decidimos regresar al hotel rodeando el Circo Máximo, una vasta explanada que en su día fue el mayor hipódromo de la Antigua Roma. Desde la ladera opuesta pudimos imaginar las carreras de cuadrigas, como en las películas, y contemplar el lugar con calma.

🌃 Paseo nocturno y cena local

Volvimos al hotel caminando, disfrutando nuevamente del Coliseo y el foro romano iluminados, esta vez con una atmósfera más tranquila, sin las multitudes del día, lo que lo hacía aún más especial.

Cerca del hotel, buscamos un lugar para cenar —algo fácil en Roma, donde todo está delicioso si te gusta la pizza y la pasta—. Nos decidimos por un pequeño restaurante a un minuto andando, donde probamos unas pizzas memorables. Definitivamente, lo que se dice de la pizza italiana es cierto.

Con el estómago y corazón contentos, y tras recorrer más de 20 kilómetros andando, nos fuimos a descansar para recargar energía y aprovechar al máximo el segundo día en esta increíble ciudad.

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Día 3 en Roma – Panteón, Vaticano, plazas emblemáticas y un concierto inesperado

Roma no da tregua. Su belleza te obliga a madrugar. Por eso, de nuevo, comenzamos el día temprano, con un buen desayuno y muchas ganas de seguir descubriendo esta ciudad infinita. Nuestro itinerario arrancaba con una de las joyas más impresionantes del centro histórico: el Panteón de Agripa.

📍 Primera parada: El majestuoso Panteón

A tan solo 10 minutos caminando desde nuestro alojamiento, llegamos justo a tiempo para comenzar nuestra actividad contratada a las 9:30h.: acceso al Panteón con audioguía en español (una opción muy recomendable si te apasiona la historia).

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Este monumento es una obra maestra de la ingeniería romana, con su famosa cúpula de 43 metros de diámetro (la más grande del mundo en hormigón no armado) y el óculo central que permite la entrada de luz natural, generando un ambiente casi místico. Pasear por su interior es retroceder dos mil años en el tiempo, imaginando ceremonias y momentos que marcaron la historia de Roma.

Al salir, no pudimos resistirnos a tomar un segundo desayuno en una cafetería justo frente al Panteón. Ese momento, con el monumento frente a nosotros y un capuchino en mano, es de esos que quedan grabados para siempre.

🗺️ Rumbo al Vaticano… pasando por joyas escondidas

Nuestro siguiente destino era la Ciudad del Vaticano, a unos 40 minutos andando. Pero Roma es una ciudad-museo, y el camino también fue parte del espectáculo:

  • Piazza Navona: una de las plazas más bellas del mundo, construida sobre el antiguo estadio de Domiciano. Sus fuentes barrocas, como la Fuente de los Cuatro Ríos de Bernini, y el bullicio de artistas callejeros crean una atmósfera única.
  • Puente Umberto I: al cruzarlo, las vistas del Vaticano al fondo y el río Tíber en calma son simplemente mágicas. Un lugar perfecto para una foto de pareja.
  • Castel Sant’Angelo: esta antigua fortaleza circular, conectada al Vaticano por un pasadizo secreto, impresiona con su imponente estructura y su historia como mausoleo, bastión y residencia papal.

⛪ Ciudad del Vaticano (visita superficial)

Al cruzar las fronteras del estado más pequeño del mundo, se siente la solemnidad del lugar. Aunque dejamos la visita guiada completa para otro día, nos adentramos lo suficiente para disfrutar del ambiente y contemplar la Basílica de San Pedro desde la plaza, con sus columnas abrazando a los visitantes en un gesto simbólico de acogida.

🥗 Almuerzo en el corazón de Roma

De vuelta al centro, seguimos explorando la ciudad a pie hasta llegar a dos plazas icónicas:

  • Piazza del Popolo: una entrada majestuosa a Roma, presidida por un obelisco egipcio y rodeada por iglesias gemelas.
  • Plaza de España: famosa por su escalinata, ideal para descansar y observar el ir y venir de turistas, locales y artistas.

Para comer, elegimos el restaurante Dillá, ubicado en Via Mario de Fiori 41. Perteneciente a una cadena con varios locales en Roma, ofrece una carta italiana con un toque moderno, ambiente acogedor y una atención excepcional. Muy recomendado si buscas calidad sin excesos turísticos.

🏛️ Campo Marzio: elegancia y tradición

Después de nuestra pausa gastronómica, nos adentramos en Campo Marzio, uno de los barrios más encantadores y menos caóticos del centro de Roma. Sus calles estrechas y adoquinadas se combinan con elegantes boutiques, pequeñas iglesias y una atmósfera tranquila pero vibrante. Pasear por aquí es una experiencia en sí misma: escapar del bullicio turístico y disfrutar de la Roma más auténtica.

Este distrito es un lugar ideal para perderse sin prisa, descubrir rincones inesperados, galerías de arte escondidas y tiendas locales con mucho encanto. Si te gusta el estilo clásico italiano con un toque moderno, Campo Marzio te va a fascinar.

⛪️ Rumbo a una joya espiritual: Basílica de San Juan de Letrán

Al revisar nuestro itinerario, notamos que habíamos olvidado una visita muy especial: la Basílica de San Juan de Letrán. Aunque estaba algo alejada, decidimos tomar un transporte privado hasta allí… y fue una de las mejores decisiones del día.

Considerada la iglesia más antigua de Roma (y del mundo cristiano), San Juan de Letrán no solo es imponente por fuera, sino que su interior es una explosión de arte, historia y espiritualidad. Como catedral de Roma (sí, es la catedral oficial, no San Pedro), este lugar tiene una importancia enorme en la historia de la Iglesia católica.

Lo más impresionante fue que, justo al llegar, comenzaba un concierto de música clásica en directo. Nos sentamos en uno de sus bancos de madera, rodeados de frescos, mármol y silencio, y dejamos que la música llenara el espacio. Fue un momento totalmente inesperado, de esos regalos que solo te da el viaje.

🌌 Regreso al hotel y fin de jornada

Con los pies cansados, pero el alma llena, volvimos al hotel ya entrada la noche. Roma nos había sorprendido una vez más, y el día 3 quedará en nuestra memoria como uno de los más completos e inspiradores del viaje.

Ahora tocaba descansar, porque al día siguiente… ¡nos esperaba Florencia!

Día 4 – Escapada a Florencia: arte, historia… y lluvia con encanto

Este día marcaba un punto y aparte en nuestro viaje por Italia: tocaba dejar (temporalmente) Roma y poner rumbo a una de las joyas del Renacimiento: Florencia.

Nos dirigimos temprano a la Estación de Roma Termini, donde a las 8:35h. tomamos el tren rumbo norte. El trayecto, de aproximadamente una hora y media, lo aprovechamos para revisar nuestro itinerario y ajustarlo según la previsión del tiempo, que anticipaba lluvia intermitente. Aun así, las ganas podían con todo.

🏛️ Primeros pasos en Florencia: Piazza del Duomo y su catedral

A las 10:00h. llegamos a la Estación de Santa Maria Novella, y desde allí nos dirigimos directamente al corazón de Florencia: la Piazza del Duomo. Es imposible no quedarse boquiabierto ante la imponente Catedral de Santa Maria del Fiore, una de las obras maestras del arte gótico y renacentista italiano.

Su fachada en mármol blanco, verde y rosa es simplemente hipnótica. Pero lo que realmente impresiona es su colosal cúpula, diseñada por Filippo Brunelleschi, visible desde prácticamente toda la ciudad y símbolo del poderío artístico florentino. Aunque no pudimos subir a lo alto (las entradas se agotaron con antelación), sí accedimos a una de las zonas gratuitas y quedamos maravillados al contemplar el interior de la cúpula, decorado con frescos del Juicio Final que quitan el aliento.

A escasos metros se encuentra el Battistero di San Giovanni, uno de los edificios más antiguos de la ciudad. Sus famosas Puertas del Paraíso, diseñadas por Lorenzo Ghiberti, son una verdadera joya del arte renacentista, y toda la estructura octogonal del baptisterio destila historia por cada uno de sus mármoles.

🛍️ Tradiciones y rincones vivos: Loggia del Mercato Nuovo y Piazza della Signoria

Seguimos nuestra ruta bajo una suave llovizna que parecía darle aún más encanto a la ciudad. Nos dirigimos a la Loggia del Mercato Nuovo, un mercado cubierto del siglo XVI que hoy alberga puestos de piel, recuerdos artesanales y, sobre todo, la famosa estatua del Porcellino, el jabalí de bronce al que se le frota el hocico para volver a Florencia. Sí, por supuesto que lo hicimos.

Desde allí, llegamos a la majestuosa Piazza della Signoria, el auténtico centro político e histórico de Florencia. Preside la plaza el Palazzo Vecchio, un imponente edificio de aspecto fortificado que aún hoy funciona como ayuntamiento. En su exterior se pueden ver algunas de las esculturas más emblemáticas de la ciudad, como la copia del David de Miguel Ángel, Perseo con la cabeza de Medusa o Hércules y Caco, todas bajo la Loggia dei Lanzi, una galería al aire libre que convierte la plaza en un auténtico museo urbano.

Pudimos acceder gratuitamente a algunas zonas del Palazzo Vecchio, lo que nos permitió apreciar parte de su estructura interior y la historia que guarda entre sus muros.

🌉 Puente Viejo y almuerzo con pausa merecida

Avanzamos en nuestro recorrido hacia uno de los lugares más icónicos de Florencia: el Ponte Vecchio. Este puente medieval, famoso por sus tiendas de orfebrería, es una postal viva, donde los colores cálidos de las fachadas y las aguas del Arno reflejan una armonía difícil de describir con palabras. Cada ángulo ofrece una foto de ensueño.

Desde aquí, bordeamos las Galerías Uffizi (uno de los museos más importantes del mundo, que en esta ocasión no da lugar a visitarlo) y nos dirigimos a almorzar en una pizzería, donde aprovechamos para descansar… y secarnos un poco.

🎨 Galería de la Academia y el imponente David

Con las pilas recargadas, retomamos nuestro itinerario. Teníamos  el voucher para las 17:30h. en la Galería de la Academia, pero aún había tiempo para improvisar un poco más.

Hicimos una breve desviación para pasar por la Piazza di Santa Croce, dominada por la basílica del mismo nombre, donde descansan personajes ilustres como Miguel Ángel, Galileo o Maquiavelo. Y también pasamos por la Piazza della Repubblica, donde el ambiente festivo y la noria que hay en ciertos momentos del año le dan un aire alegre y algo bohemio.

Antes de llegar al museo, hicimos una parada obligatoria para tomar uno de los mejores helados de la ciudad, de limón, famoso por su sabor natural y refrescante. Fue un acierto total.

Ya en la Galería de la Academia, llegó uno de los momentos cumbre del viaje: ver en persona al David de Miguel Ángel. La perfección anatómica, la expresión del rostro, la monumentalidad (más de 5 metros de altura)… todo en esta escultura transmite fuerza, belleza y equilibrio. Es un símbolo del Renacimiento y uno de esos momentos que justifican cualquier viaje.

🚉 De vuelta a Roma con el corazón lleno

Al salir del museo, dimos por concluida nuestra visita a esta ciudad mágica. Volvimos a la estación de Firenze Santa Maria Novella, desde donde regresamos a Roma cansados pero felices, con la sensación de haber exprimido al máximo un día intenso, artístico e inolvidable.

¿Quién dijo que no se podía ver Florencia en un día? ¡Reto superado!

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Día 5 – Vaticano, lluvia épica… y un adiós perfecto a Roma

Nuestro último día en Roma amaneció con ganas de ser recordado. Comenzamos con un desayuno fuerte -de esos que sabes que necesitarás para aguantar la jornada- y nos dirigimos hacia uno de los lugares más emblemáticos del mundo: la Ciudad del Vaticano. Hoy tocaba uno de los platos fuertes del viaje: un tour completo por los Museos Vaticanos y la Capilla Sixtina. La hora de encuentro era a las 10:15 h.

☔ Lluvia inesperada

Justo al llegar, Roma quiso regalarnos un momento inolvidable… ¡con una lluvia torrencial! Nos pilló haciendo cola para entrar a los museos, y el paraguas parecía más decorativo que funcional. Vero, pese a llevar un impermeable, acabó como una tostada caída en una taza de café, empapada hasta el alma. A día de hoy, seguimos recordando aquel momento con risas.

🖼️ Museos Vaticanos: historia, arte y maravillas

Una vez dentro, el asombro fue inmediato. Los Museos Vaticanos son una de las colecciones de arte más grandes y valiosas del planeta. Más de 7 kilómetros de galerías que albergan obras maestras de todos los tiempos: desde esculturas clásicas, tapices renacentistas y frescos que decoran techos y muros, hasta piezas egipcias y etruscas.

Entre los espacios que más nos impresionaron se encuentran la Galería de los Mapas, con frescos cartográficos del siglo XVI que representan toda Italia, y las Estancias de Rafael, donde el genio del Renacimiento dejó obras inmortales como «La Escuela de Atenas».

La visita guiada nos permitió entender mejor la magnitud y el simbolismo de todo lo que veíamos. Cada sala es un capítulo de historia, un homenaje al poder del arte como expresión divina y humana.

🎨 Capilla Sixtina: un techo que mira al cielo

Tras atravesar las salas del museo, llegamos al lugar más esperado: la Capilla Sixtina. El silencio que se exige en su interior tiene sentido… no por norma, sino por respeto.

La mirada se eleva de forma casi automática hacia el techo, donde Miguel Ángel pintó su majestuosa representación del Génesis. La fuerza de sus figuras, la perspectiva, el dramatismo… no es solo arte, es espiritualidad visual. Y al fondo, el Juicio Final, también obra de Miguel Ángel, nos recuerda la fragilidad de la existencia humana. Un lugar para contemplar, para detener el tiempo y para agradecer el privilegio de haber estado ahí.

⛪ Basílica de San Pedro: la cumbre del arte y la fe

Tras finalizar la visita a la Capilla Sixtina, enlazamos directamente con el acceso a la Basílica de San Pedro, el templo más importante de la cristiandad y una de las construcciones religiosas más imponentes del mundo.

Nada más entrar, la sensación es sobrecogedora: la inmensidad del espacio, el mármol, la luz filtrándose por las cúpulas… todo está pensado para elevar el espíritu. En uno de los laterales, nos detenemos ante una de las obras más conmovedoras de la historia del arte: La Pietà, de Miguel Ángel. Tallada en mármol blanco, esta escultura representa a la Virgen María sosteniendo el cuerpo de Cristo tras la crucifixión. El nivel de detalle, la serenidad del rostro de María, la composición… hacen que uno se quede sin palabras.

Recorremos la nave central, admirando también el Baldaquino de Bernini, situado justo sobre la tumba de San Pedro, y nos asomamos a la cúpula que corona la basílica, una de las más grandes jamás construidas. Aunque en esta ocasión no subimos, solo mirar hacia arriba es suficiente para quedarse boquiabierto.

Concluida la visita, salimos por la escalinata principal que da acceso a la Plaza de San Pedro, rodeada por sus columnas simbólicas que parecen abrazar a los visitantes.

🍝 Almuerzo en Trastevere y un cambio de aires

Con la ropa empapada y el cuerpo pidiendo tregua, hicimos una breve parada en el hotel para secarnos y entrar en calor. Luego nos dirigimos hacia el encantador barrio de Trastevere, donde nos esperaba el almuerzo en el restaurante Da Etta, de la misma cadena que el estupendo Dillá donde comimos días antes.

Comida deliciosa, ambiente acogedor y un merecido descanso tras una mañana intensa y pasada por agua.

🌇 Atardecer romano y despedida con sabor a tiramisú

Con el cielo finalmente despejado, decidimos volver paseando hacia el hotel, sin prisas, simplemente disfrutando de nuestro último atardecer en Roma. La ciudad, iluminada poco a poco, parecía despedirse de nosotros en cámara lenta.

Para poner el broche final, cenamos en una pizzería local, una de esas sin nombre rimbombante pero con sabor auténtico. Y como colofón, compramos un tiramisú en el famoso Pompi, toda una institución en Roma, cuyo local quedaba muy cerca del hotel.

Nos lo llevamos directo a la Fontana di Trevi, donde lo disfrutamos sentados, en silencio, con la fuente de fondo, como si Roma misma nos regalara una última postal de despedida.


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